viernes, 10 de junio de 2016

Capital social

 “Consideramos que el capital social abarca los conceptos de confianza, normas de reciprocidad, redes de participación civil, reglas y leyes. Todos afectan las  expectativas que tienen los individuos acerca de los patrones de interacción que los grupos de individuos introducen en una actividad recurrente”[1].
Acerca de esta definición de capital social, que es rescatada de uno de los textos leídos en esta unidad, y para ejercicio de esta breve reflexión (difícil de concretar en un espacio tan pequeño), quisiera partir de las características mencionadas, tales como la confianza y normas de reciprocidad para que exista el capital social. Son retomadas debido a que, a partir de ellas, surge un cuestionamiento: ¿Es posible que cualquier comunidad cree estos lazos?
Es en ese punto donde la creación de lazos de confianza y reciprocidad en comunidades específicas comienza a ser cuestionada, pues, en realidad, aunque en teoría puede ser un escenario deseable, además de que parecería una buena solución para muchos problemas, en la práctica puede ser un poco más difuso. Sin embargo, no generalizo por los casos donde se ha logrado impulsar capital social con buenos resultados. Lo que sí puede ser un hecho es que en esos lugares donde ha sido exitoso, han influido factores externos, por ejemplo, fuerzas de poder con intereses de por medio, además de que la población posiblemente cuente con algunas características especificas, que son las que permiten su fomento.
A esta conclusión se llegó luego de revisar el caso efectivo en Chiquimula y Zacapa, en Guatemala, ejemplo visto en clase. Una vez que conoces la historia de estas regiones especificas de un país como el guatemalteco, te das cuenta de que se trata de, en el caso de Chiquimula, la región con mejor índice de desarrollo humano en el país; mientras que Zacapa está poblado principalmente por descendientes de europeos que alguna vez llegaron ahí, lo que les ha permitido mantener, desde entonces, una estabilidad económica favorable. Aunado a esto, en Zacapa nació un Ron considerado como uno de los mejores en el mundo, con lo cual, se podría concluir que no se trata de una región cualquiera y que se le apostó a su mejoramiento porque eso sería conveniente no sólo para la población que la habita.
Con esto no demerito la gran labor de los que buscan fomentar capital social, por el contrario, creo conveniente tomar en cuenta que se trata de algo muy complejo cuando buscas crear lazos de confianza y de reciprocidad en seres humanos cada vez más individuales. Pues incluso podemos encontrar casos donde se ha intentado implementar, pero no se ha logrado, aunque se trate de comunidades más desfavorecidas.
Quizá, en este sentido, lo que promueve o hace efectiva esta tarea es la presencia de un liderazgo fuerte, capaz de convocar y convencer a la gente, basándose en un plan de trabajo bien elaborado; además, el hecho de que las metas a favor de la población que participa sean visibles y posibles, y los resultados vayan siendo tangibles, es un motor que permite continuar el camino y llegar a los objetivos planteados cuando se comienza un proyecto que promueva el capital social en una demarcación. Por lo tanto, el fomento de esto es más complejo de lo que puede parecer, pues requieren análisis minuciosos, que tomen en cuenta las particularidades culturales, sociales, demográficas, económicas, etc., que conforman a una comunidad, con el objetivo de crear algo concreto, que tenga buenos resultados.



[1] Ostrom, E. y T. K. Ahn. 2003. “Una perspectiva del Capital Social desde las Ciencias Sociales: Capital Social y
acción colectiva”. P. 7

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